Se pueden encontrar viveros estelares en nubes gigantes de gas molecular y polvo dispersos por toda nuestra galaxia. ¿Con qué frecuencia ocurre esto? En promedio, una nueva estrella nace en algún lugar de nuestra galaxia, la Vía Láctea, por año, estiman los astrónomos. Pero con los recién nacidos llegando juntos en grupos densos, las estrellas no nacen ni se crean, muy a menudo en la Vía Láctea. Recientemente, los astrónomos observaron de cerca en infrarrojo lo que estaba sucediendo dentro de un vivero estelar gigante llamado RCW 38 y vieron cientos de estrellas en diferentes etapas de desarrollo. Lo que encontraron fue significativo, ya que esto representa la primera vez que un grupo masivo distinto del de la Nebulosa de Orión se ha estudiado con tanta precisión.
RCW 38 se encuentra a unos seis mil años luz de distancia, y es uno de los dos cúmulos gigantes relativamente cercanos con más de 1000 estrellas. La otra es la Nebulosa de Orión, que es 3.5 veces más cercana y mucho más fácil de estudiar, y hasta ahora es un ejemplo único.
Los astrónomos estudian 317 estrellas en el cúmulo a tres longitudes de onda infrarrojas. Alrededor del treinta por ciento de ellos eran notablemente rojos, lo que sugiere la presencia de discos circunestelares, quizás protoplanetarios. También encontraron rastros de gas conmocionado y algunos protóstares aún más jóvenes, todas las características consistentes con esta siendo una guardería estelar activa.
Se espera que este estudio inicial sea seguido con una mirada más profunda para determinar qué características de un cúmulo son características de todos los cúmulos y cuáles (por ejemplo, la distribución espacial de las estrellas, el número de diferentes tipos de estrellas o el números de estrellas con discos protostelares) son solo circunstanciales.
Los estudios futuros también nos contarán más sobre nuestro propio sistema solar. Una línea de pensamiento es que nuestro sol puede haberse formado en un grupo que luego se disipó. Dado que la luz ultravioleta puede evaporar el polvo, las estrellas masivas calientes que emiten dicha luz pueden haber jugado un papel inhibiendo la formación de planetas si estuvieran cerca del sol joven; Del mismo modo, si una estrella masiva cercana explotara como una supernova durante los primeros días del sol, el evento podría explicar la abundancia de elementos radiactivos que se encuentran en el sistema solar.